Es increíble la manera en que el destino va entretejiendo historias o, dirán los creyentes, las misteriosas formas en que actúa Dios, pero lo cierto es que a veces suceden cosas extraordinarias, que en algún momento parecían sencillamente inimaginables. ¿O alguien se hubiera atrevido a pronosticar al inicio de esta temporada que los Empacadores de Green Bay y los Patriotas de Nueva Inglaterra volverían a encontrarse en un Super Bowl, como hace 11 años?
De acuerdo, todavía tienen que ganar sus partidos de mañana, pero bajo condiciones “normales”, todo indica que deberán encontrarse el próximo 3 de febrero en Phoenix, Arizona, para disputarse el trofeo Vince Lombardi, tal y como lo hicieron el 26 de enero de 1997, en Nueva Orleáns, Louisiana.
He aquí las razones por las que ya me estoy saboreando la reedición del Súper Tazón XXXI.
NY Gigantes en Green Bay
No voy a subestimar las nueve victorias en fila de los Gigantes de Nueva York como visitantes ni el gran momento de su quarterback, Eli Manning, quien no ha lanzado ni una intercepción en estos playoffs, pero los Empacadores poseen foja de 15-2 como locales en la postemporada por una muy sencilla razón: pocos pueden superarlos en condiciones climáticas tan extremas como las que reinan a estas alturas del año en esa pintoresca ciudad de Wisconsin.
Basta decir que Brett Favre, el legendario quarterback de los Packers, tiene marca de 43-5 en el Lambeau Field, cuando la temperatura es de un grado centígrado o menor; en cambio, el menor de los Manning, que jamás ha jugado en un clima semejante, se vio muy mal el pasado 23 de diciembre, en Buffalo, cuando lanzó dos intercepciones y soltó el balón cinco veces, de las cuales lo perdió en dos, debido a que el termómetro marcaba 11 grados celsius y había viento y lluvia, pero no una nevada como la de hace una semana en Green Bay.
Además, está claro que los Packers quieren que este año histórico de Favre, en el que ha impuesto casi todas las marcas posibles para un quarterback, culmine con una oportunidad de ganar el trofeo Vince Lombardi, por lo que no pienso que vayan a fallarle a su gran líder.
San Diego en Nueva Inglaterra
Cada vez estoy más convencido que una fuerza divina quiere que los Patriotas concluyan la campaña invictos, si no, ayúdenme por favor a comprender toda la buena fortuna que ha acompañado a este conjunto, cuya calidad, por supuesto, es incuestionable.
Todo empezó en Indianápolis, el pasado 4 de noviembre. Sí, era el anticipado duelo entre los últimos invictos, pero los Potros llegaron con varios lesionados y durante el juego perdieron a más titulares, lo que permitió a los Pats remontar una desventaja de 10 puntos en el último cuarto y mantener el paso perfecto.
Luego vino su milagroso escape en Baltimore, el 3 de diciembre anterior, en el que, repito, es el juego más bizarro que he visto en mi vida, gracias al tiempo fuera pedido por el señor Rex Ryan, coordinador defensivo de los Cuervos, cuando ya habían detenido a los Pats en cuarta oportunidad y una yarda por avanzar, con el reloj expirando.
Y ahora, como si un conjunto tan bueno precisara de un hándicap, los Cargadores de San Diego llegan a la final de la Conferencia Americana con sus tres armas principales en la ofensiva (Philip Rivers, LaDainian Tomlinson y Antonio Gates) a un golpe de quedar fuera y, casi seguro, sin su tacle masivo para frenar la carrera, Jamal Williams.
Ya ni caso tiene mencionar que Tom Brady está invicto en los playoffs en el Gillette Stadium, con foja de 7-0, ni que los Pats poseen el mejor porcentaje ganador en Juegos de Campeonato (en la era del Super Bowl) con .833, gracias a sus cinco victorias y sólo una derrota… Sin duda, Nueva Inglaterra avanzará a su cuarto Súper Tazón en siete temporadas.
Espero sus comentarios en www.mrfootballmex.blogspot.com y en los correos rsanchezl@ova.com.mx y ricksan13@yahoo.com. Hasta la próxima.
De acuerdo, todavía tienen que ganar sus partidos de mañana, pero bajo condiciones “normales”, todo indica que deberán encontrarse el próximo 3 de febrero en Phoenix, Arizona, para disputarse el trofeo Vince Lombardi, tal y como lo hicieron el 26 de enero de 1997, en Nueva Orleáns, Louisiana.
He aquí las razones por las que ya me estoy saboreando la reedición del Súper Tazón XXXI.
NY Gigantes en Green Bay
No voy a subestimar las nueve victorias en fila de los Gigantes de Nueva York como visitantes ni el gran momento de su quarterback, Eli Manning, quien no ha lanzado ni una intercepción en estos playoffs, pero los Empacadores poseen foja de 15-2 como locales en la postemporada por una muy sencilla razón: pocos pueden superarlos en condiciones climáticas tan extremas como las que reinan a estas alturas del año en esa pintoresca ciudad de Wisconsin.
Basta decir que Brett Favre, el legendario quarterback de los Packers, tiene marca de 43-5 en el Lambeau Field, cuando la temperatura es de un grado centígrado o menor; en cambio, el menor de los Manning, que jamás ha jugado en un clima semejante, se vio muy mal el pasado 23 de diciembre, en Buffalo, cuando lanzó dos intercepciones y soltó el balón cinco veces, de las cuales lo perdió en dos, debido a que el termómetro marcaba 11 grados celsius y había viento y lluvia, pero no una nevada como la de hace una semana en Green Bay.
Además, está claro que los Packers quieren que este año histórico de Favre, en el que ha impuesto casi todas las marcas posibles para un quarterback, culmine con una oportunidad de ganar el trofeo Vince Lombardi, por lo que no pienso que vayan a fallarle a su gran líder.
San Diego en Nueva Inglaterra
Cada vez estoy más convencido que una fuerza divina quiere que los Patriotas concluyan la campaña invictos, si no, ayúdenme por favor a comprender toda la buena fortuna que ha acompañado a este conjunto, cuya calidad, por supuesto, es incuestionable.
Todo empezó en Indianápolis, el pasado 4 de noviembre. Sí, era el anticipado duelo entre los últimos invictos, pero los Potros llegaron con varios lesionados y durante el juego perdieron a más titulares, lo que permitió a los Pats remontar una desventaja de 10 puntos en el último cuarto y mantener el paso perfecto.
Luego vino su milagroso escape en Baltimore, el 3 de diciembre anterior, en el que, repito, es el juego más bizarro que he visto en mi vida, gracias al tiempo fuera pedido por el señor Rex Ryan, coordinador defensivo de los Cuervos, cuando ya habían detenido a los Pats en cuarta oportunidad y una yarda por avanzar, con el reloj expirando.
Y ahora, como si un conjunto tan bueno precisara de un hándicap, los Cargadores de San Diego llegan a la final de la Conferencia Americana con sus tres armas principales en la ofensiva (Philip Rivers, LaDainian Tomlinson y Antonio Gates) a un golpe de quedar fuera y, casi seguro, sin su tacle masivo para frenar la carrera, Jamal Williams.
Ya ni caso tiene mencionar que Tom Brady está invicto en los playoffs en el Gillette Stadium, con foja de 7-0, ni que los Pats poseen el mejor porcentaje ganador en Juegos de Campeonato (en la era del Super Bowl) con .833, gracias a sus cinco victorias y sólo una derrota… Sin duda, Nueva Inglaterra avanzará a su cuarto Súper Tazón en siete temporadas.
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1 comentario:
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